De algo está seguro el presidente Lázaro Cárdenas al tomar posesión en
el Estadio Nacional en 1934: lo último que el país necesita es otro
caudillo. La Revolución ha terminado pero sus ideales no se han
cumplido. Falta paz y justicia. Falta un orden institucional. Su
gobierno, el que permitió la entrada al México moderno, será el del
reparto agrario, la expropiación petrolera y el apoyo a la lucha
sindical. Mientras él enfrenta al intervencionismo norteamericano y las
traiciones de los viejos revolucionarios --liderados por Calles, el Jefe
Máximo --, Filiberto García, el detective de la policía secreta que
desenmascaró el célebre Complot Mongol, investiga los casos más
siniestros, desde los crímenes de la nota roja hasta el asesinato de
Trotski en Coyoacán. Entre cameos de Cantinflas y Pedro Infante, de
Agustín Lara y Diego Rivera, Tierra roja, con su acertada mezcla de
ficción histórica y realidad novelada, nos lleva a revisitar --ahora que
el petróleo vuelve a ser tema-- el sexenio de ese hombre valiente que
fue el Tata Lázaro, un verdadero estadista de quien hoy en día
tendríamos mucho que aprender. La novela de Lázaro Cárdenas.