El Señor nos enseñó a orar. A menudo oraba a solas con su Padre. El nos
dio el Espíritu Santo, quien nos guía en la adoración y en la alabanza.
Jesús nos dio un modelo perfecto: el Padrenuestro, en Mateo 6:9-13. Sin
embargo, esta oración que refleja el amor de Dios es más que un modelo.
Contiene las aspiraciones que debemos pedir que el Señor realice en la
Iglesia y en el mundo.