Antes de abordar el estudio de la Tríada extremo oriental, conviene
ponerse cuidadosamente en guardia contra las confusiones y las falsas
asimilaciones que tienen generalmente curso en Occidente, y que
provienen sobre todo de que en todo ternario tradicional, cualesquiera
que sea, se quiere encontrar un equivalente más o menos exacto de la
Trinidad cristiana. Este error no es solo cosa de teólogos, que serían
todavía excusables de querer reducirlo todo así a su punto de vista
especial; lo que es más singular, es que es cometido incluso por gentes
que son extrañas u hostiles a toda religión, comprendido el
Cristianismo, pero que, debido al medio donde viven, conocen a pesar de
todo a éste más que a las demás formas tradicionales (lo que, por lo
demás, no quiere decir que le comprendan mucho mejor en el fondo), y
que, por consiguiente, hacen de él más o menos inconscientemente una
suerte de término de comparación al que buscan reducir todo lo demás.
Entre todos los ejemplos que se podrían dar de estas asimilaciones
abusivas, uno de aquellos que se encuentran más frecuentemente es el que
concierne a la Trimûrti hindú, a la cual se da incluso corrientemente
el nombre de ''Trinidad'', nombre que, al contrario, para evitar toda
equivocación, es indispensable reservar en exclusiva a la concepción
cristiana a la que siempre ha estado destinado a designar propiamente.
En realidad, en los dos casos, se trata muy evidentemente de un conjunto
de tres aspectos divinos, pero a eso se limita toda la semejanza; puesto
que estos aspectos no son de ninguna manera los mismos por una parte y
por otra, y puesto que su distinción no responde de ninguna manera al
mismo punto de vista, es completamente imposible hacer corresponder
respectivamente los tres términos de uno de estos dos ternarios a los
del otro.