En lugar de relatar, como dicta el canon, el ascenso y declive del
objeto de esta reconstrucción arqueológica -con tintes de investigación
detectivesca-, Blackbum nos propone otra aproximación: permite que sean
las voces de los personajes que trataron y conocieron a Billie Holiday
quienes tomen la palabra. Invocación que ha sido posible gracias a un
inesperado hallazgo: las más de 150 entrevistas realizadas por Linda
Kuehl en los años setenta a acólitos, vagos y maleantes. El desafío era
liberar a la artista no solo de las ensoñaciones que recitó a William
Dufty en Lady Sings The Blues, sino también del reduccionista
estereotipo que se nos ha servido hasta la saciedad. Y eso,
precisamente, es lo que con gran tino consigue Blackburn, invitando al
lector a que extraiga sus propias conclusiones.
Instead of recounting the rise and fall of the object of this
archaeological reconstruction, Blackbum proposes another approach: she
allows the voices of the characters who dealt with and met Billie
Holiday take the floor. Invocation made possible by an unexpected
discovery: more than 150 interviews conducted by Linda Kuehl in the
1970s. The challenge was to free the artist from the reductionist
stereotype that has been served to us ad nauseam. And that, precisely,
is what Blackburn wisely achieves, inviting the reader to draw their own
conclusions.