Es comprensible que el sarampión se considere una de las enfermedades
infecciosas más relevantes del mundo, bastante frecuente en niños
desnutridos, porque se sabe que su público objetivo es el desarrollo de
los mecanismos de defensa que conforman el sistema inmunológico, pero
puede llegar al rango de edad de los recién nacidos hasta los 49 años.
En el mundo, los casos de la enfermedad son preocupantes, porque antes
de la aplicación de las políticas públicas destinadas a la inmunización,
como lo destacó la Organización Mundial de la Salud en el decenio de
1960, se registraban aproximadamente 130 millones de casos de sarampión,
que aparecían anualmente en el mundo, lo que pone de relieve que el
nivel de mortalidad se confirma 30 millones de muertes en todo el mundo.
Volviendo al contexto anterior, el brote de sarampión se ha convertido
en un problema extremadamente grave para la salud de las personas. Así
pues, a escala mundial, en 2012 se produjo una gran reducción y el
número de casos registrados se mantuvo en torno a 84.117 confirmados. Es
notable que la enfermedad sigue siendo bastante prevalente en algunos
países, es decir, en Asia, África, Europa y Oceanía, ya que todavía hay
brotes.