Los libros de Leonardo Padura están hechos de historia, y de literatura,
y de humo de cigarro cubano, y del béisbol al que tan aficionado es el
narrador de La Habana. La nueva obra de Padura es una celebración y un
homenaje al género de la novela, del que se siente tan deudor; en sus
páginas aborda cuestiones en torno este invento que lleva ya cuatro
siglos tratando las cuestiones de los humanos y siendo una herramienta
de transformación de la sociedad y un reflejo de ella. Sin embargo,
Padura no esquiva el ámbito personal y nos muestra la parte más íntima
de su trabajo, la cacharrería, la mesa donde cobran vida personajes y
tramas que luego pasan a formar parte de sus celebradas novelas.
Contiene un brillante relato de cómo se transforma en material narrativo
lo que empieza siendo una tenue luz en la mente del escritor. Dicho en
palabras del propio autor: «entre una obsesión abstracta, casi
filosófica y el complicado proceso de escribir una novela, existe un
trecho largo, lleno de obstáculos y retos». Padura lleva gentilmente de
la mano al lector, y se encarga de iluminar ese complicado camino hasta
dejarlo a las puertas del edificio de la novela. Una fascinante ventana
abierta a la sala de máquinas de Padura, que permite al lector curiosear
por todo aquello que rodea y conforma su escritura.